¿Estamos valorados los profesores?

Ahora que ha comenzado de nuevo el curso y con él los llamamientos públicos a cientos de interinos de la Comunidad de Madrid, entre los que me veo incluida, pienso de nuevo en la falta de inteligencia de negocio que se le pone a la educación pública, se asignan puestos sin preocuparse lo más mínimo por el perfil del profesorado, esto para mi sólo significa que no nos importa quién trabaje en un centro u otro, que no importa el perfil profesional que se tenga ni la especialización, todo vale, todos valemos para todo, no importa ni  el tipo de centro ni de alumnado y por supuesto no importa en absoluto si el profesor está motivado o no con su trabajo. El resultado por lo tanto no será ni mucho menos el deseado por padres, alumnos y centros educativos. Simplemente el curso pasará y una vez más pensaremos en lo que pudo haber sido y nunca fue.


En los últimos años la educación pública ha visto como el número de alumnos se reducía en favor de la educación concertada y, en menor medida de la privada, siendo sólo superada en  la Unión Europea por  Bélgica en cuanto a alumnos en las aulas concertadas.

 

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Sólo el 68,3% de los alumnos estudiaban durante el curso 2012-13 en centros públicos según los datos del Ministerio de Educación Cultura y Deporte. En el caso de primaria duplicamos en puntos en lo referente a centros concertados al siguiente país de la lista, Francia. Esto es a lo que Mariano Fernández Enguita llama la “segregación rampante” puesto que, no sólo aumenta el número de centros concertados en detrimento de los públicos, sino que estos últimos se convierten principalmente en  receptores del alumnado proveniente de las clases más desfavorecidas y por tanto, con más necesidades educativas pero sin mayores apoyos por parte de la Administración lo que, para el tema que nos ocupa acaba suponiendo una mayor desmotivación para el profesorado que se ve frente a destinos, en muchas ocasiones, de difícil desempeño sin respaldo ni incentivos suficientes.

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Las familias de clase media-alta prefieren, en la mayor parte de los casos centros de educación concertada y eso hace que, en determinadas Comunidades Autónomas como Madrid o el País Vasco, donde apenas el 50% de los alumnos estudian en centros públicos, muchos de ellos se conviertan en centros  donde pensar en innovación educativa, bilingüismo o proyectos de calidad sean utopías y que su profesorado se vea inmerso en una completa desmotivación. Eso no quiere decir, ni mucho menos, que esto no suponga un reto motivador para determinados profesionales pero hay que tener claro que no todos los profesores son iguales como no todas las personas lo son y, que un profesor puede ser muy productivo en un tipo de centro y nada productivo en otro.

Pensar que todos los profesores pueden ocupar los mismos puestos indistintamente como ocurre a día de hoy en los centros públicos, no es sólo malgastar recursos humanos, sino que supone además perder una posible ventaja competitiva gracias a una correcta gestión estos recursos.

Este es además, otro de los motivos por los que los padres eligen los centros privados pues saben que los profesores han pasado un proceso de selección que les asegura que sus ideales y objetivos coinciden con el Proyecto Educativo y el ideario del centro.

No obstante, si analizamos los datos de la evolución del porcentaje de alumnado que estudia en centros públicos desde el curso 2007-2008, se puede ver claramente que, la situación económica actual ha hecho que el porcentaje varíe ligeramente, apenas un 1%, en favor de los centros públicos, por lo que podemos deducir que, de mejorar la situación de la economía del país la progresión sería a la inversa y la educación pública en vez de ganar alumnos los perdería.

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La satisfacción y la motivación del profesorado están ligadas indefectiblemente con la relación y la satisfacción de alumnos y padres. El trabajo de profesor no consiste en dar clases magistrales sobre una tarima, consiste en enseñar, en educar y esas acciones llevan un tiempo que, hoy en día los profesores no tienen, los horarios en los centro públicos son tan apretados que apenas quedan horas no lectivas para poder preparar clases, corregir exámenes, etc.,  y mucho menos para atender a padres y a alumnos lo que acaba derivando en una sensación de trabajo inacabado que, evidentemente se traslada a los padres que se sienten desatendidos como queda reflejado en las estadísticas llevadas a cabo en 2005 por IDEA (Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo) para FUHEM (Fundación Hogar del Empleado), que demuestran que, las familias están mucho más satisfechas con la atención recibida por parte de los tutores de los centros privados y concertados y con el funcionamiento general de estos centros que con el  de los centros públicos.

Si utilizásemos términos empresariales para hablar de los centros educativos podríamos decir que los centros públicos no son eficientes puesto que sus clientes no se sienten satisfechos con el servicio recibido.

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Si extraemos los datos obtenidos en el mismo estudio referentes a las diferentes etapas queda claro que los padres echan en falta ese tiempo que en la etapa de Primaria se les concede a los maestros para atender a las familias y que se les niega a los profesores en las etapas de ESO y Bachillerato en la escuela pública donde, como ya hemos mencionado, no se contempla en el horario de los profesores el tiempo de atención a padres, a no ser que sean tutores, en cuyo caso el tiempo se limita a 50 minutos a la semana y se espera que, los profesores voluntariamente, atiendan a las familias en sus horas libres. Frente a esta situación de abandono los padres se sienten ninguneados y suelen atacar directamente al docente, ahondando más en esa situación de profundo desanimo que padecen muchos de nuestros profesores.

Si además tenemos en cuenta que, es en la etapa de Secundaria, cuando los niños pasan a ser adolescentes y se acrecientan los conflictos tanto en el hogar como por supuesto en el aula donde poner orden y disciplina es cada vez más complicado,  lo que a su vez provoca desencuentros entre las familias y los profesores que en esta etapa imponen sanciones a los alumnos más a menudo que en las de Infantil y Primaria.

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Fuente bibliográfica:

García-Velasco, I. (2015). La motivación del profesorado y su respuesta al estilo de liderazgo.Estudio comparativo entre centros públicos y privados. Editorial Edita,  págs. 35-42.


 

Si queremos mantener una educación pública de calidad hay que empezar por darles un valor real al mejor de los recursos con los que contamos,  sus profesionales.

Teacher Ms