Si eres profe o maestro, seguro que has oído la palabra gamificación muy a menudo en los últimos tiempos y quizá no tengas muy claro lo que significa, pero lo que si es seguro es que, sin darte cuenta, te has visto inmerso de un modo u otro en una gamificación y ahora verás por qué.
El término gamificación (gamification en inglés) es un sistema de recompensas que consiste en aplicar la mecánica del juego a entornos no lúdicos, premiando el trabajo, el esfuerzo o el compromiso.
La gamificación apela a nuestros deseos constantes de recompensa, de competición, de logro y por supuesto, de obtener el reconocimiento de los demás.
Muchas empresas, por ejemplo, aplican esta estrategia con sus clientes y con sus empleados. Cualquiera que viaje frecuentemente habrá acumulado millas de vuelo para así poder viajar gratis en algún momento, pues esa es de hecho la primera forma conocida de gamificación empresarial, se trata de premiar la fidelidad de los clientes.
¿Os suena haber visto en las películas esos paneles con un ranking con los mejores comerciales del mes?, eso no es más que una adaptación de la clasificación de jugadores que podemos ver en los videojuegos. Las empresas no dan vidas extra ni más tiempo de juego pero sí dan viajes o incentivos económicos que motivan a sus empleados a vender más, a ser los mejores.
Foto vía Blog de Gesvin
Bien, ahora pensaréis que no sois comerciales, entonces, ¿cómo podemos los profesores adaptar a nuestras aulas la gamificación?
Tenemos que convertir a nuestros alumnos en jugadores, a nuestras tareas en misiones y recompensarles con premios por el buen trabajo. Es una excelente manera de motivar a los chicos, de conseguir que se impliquen.
En el próximo post os contaremos como empezar a gamificar con la ayuda de una profesora de secundaria que ha puesto en práctica esta mecánica durante los dos últimos cursos.
